Nuevamente el fútbol argentino se vio opacado por la violencia. El partido de la jornada entre Gimnasia y Boca, que llegaba con la obligación de ganar para recuperar la punta, se detuvó a los nueve minutos del primer tiempo, cuando se escucharon detonaciones y los gases lacrimógenos coparon el campo de juego en el “Bosque”.
Motivo que llevó a los jugadores, técnicos e hinchada a buscar refugio desesperadamente para desintoxicarse. Ahora, ¿por qué sucedió esto? Las puertas del estadio “Juan Carmelo Zerillo” se cerraron temprano y una gran multitud de hinchas se quedaron con su entrada en mano, motivo por el cual la policía respondió con gases lacrimógenos, que terminaron ingresando al campo de juego. Posteriormente, sin garantías, el árbitro Hernán Mastrángelo, decidió suspender el partido.
Otras de las versiones que se manejó en las últimas horas es que aparentemente un efectivo habría empujado a una pequeña en los ingresos, lo cual generó el malestar de los hinchas.
Una de las imágenes rescatables de la bochornosa jornada fue la de Marcos Rojo arrojando botellas a las tribunas para que los hinchas pudieran hidratarse.
“Muchos hinchas querían ingresar sin entrada”, comentó el ministro de seguridad de la provincia a La Nación Sergio Berni.
Sin certezas, más allá de lo que sucedió, también entró la preocupación sobre que sucederá con la definición del campeonato. El “Xeneize” al igual que todos los equipos, deberá jugar nuevamente el domingo de local ante Aldosivi y no tendrá tiempo para la reprogramación de este duelo.
Se esperan comunicados sobre la resolución del partido y posibles sanciones por lo que pasó.